La realidad de las cuidadoras y los cuidadores familiares

¿Qué es ser cuidadora o cuidador familiar?

Cuando hablamos de enfermos crónicos o postrados solemos pasar por alto la oculta realidad de quienes los cuidan. Normalmente familiares, en un 83% mujeres, que no han elegido libremente esta labor, si no por las circunstancias familiares y de género, que deben renunciar a sus propias vidas en el proceso de cuidado, generando un sinnúmero de cambios en la vida, asumiendo este nuevo rol sin estar preparadas(os) para ello.

La autora de este artículo es fundadora de la agrupación Cuidando a quien cuida, que presta apoyo emocional y práctico a cuidadores y cuidadoras de enfermos postrados.

Sus tiempos ya no le pertenecen, su vida y los momentos para si mismo/a se van esfumando, la dedicación al cuidado la/los absorbe totalmente… Sus actividades personales y familiares, hasta las mas íntimas, están supeditadas a las innumerables actividades que tiene con la persona cuidada, mas aún cuando la labor de cuidado la realiza la o el cuidador/a familiar solo/a, sin ayuda o apoyo de otros familiares, otras personas o con muy poca, que es lo que generalmente sucede (60%).

El cuidado de un enfermo postrado requiere atención profesional que en el caso de Chile es prácticamente imposible costear, por eso los cuidadores y cuidadoras asumen un rol para el que no están preparados.

La vida del cuidador o la cuidadora se organiza en función de las necesidades del familiar y supone un esfuerzo importante hacer compatible las múltiples tareas de cuidados con las otras actividades de su vida cotidiana. Paulatinamente toda la estructuración del tiempo de la cuidadora o cuidador (laboral, familiar, de comidas, ocio, etc.) se va adaptando en función del familiar atendido y la propia vida va quedando de lado.

Muchas veces son años cuidando, años en que la persona cuidada va avanzando en su dependencia y necesidades de cuidados más específicos y profesionales, entonces hay que dedicar mas y aprender, aprender como darle esos cuidados: movilizar constantemente, alimentar, preparar alimentos muchas veces especiales, dar remedios, mudar, asear, etc y en muchos casos, si no en todos, se asocian complicaciones de tipo respiratorias, digestivas, úlceras por presión (escaras) y otras, lo que va debilitando, socavando, tanto anímicamente como económicamente a la o el cuidador/a y a su familia cuando no se tiene el apoyo necesario de la comunidad, organismos especializados y familia.

Cuidar a un familiar cercano, padre, madre, hijos, etc, pone en juego otra dimensión de esta labor, la dimensión emocional. Asistir al deterioro (muchas veces lento y de muchos años) y a la muerte de esta persona, sin ayuda y aprendizaje, puede ser extremadamente estresante, angustioso e incluso traumático.

Es importante revelar entonces que la calidad de vida de la persona cuidadora, cuando se hace cargo de una persona en estado de dependencia, se ve afectada en todos los planos, y que del estado de salud integral de ella dependerá la relación de cuidado con la persona cuidada. Que a pesar de que las cuidadoras son personas que se definen como sanas, es imprescindible establecer que, debido a la gran carga física y emocional de su labor, son personas que pueden ver su calidad de vida afectada por esta tarea, por lo tanto, no se puede desconocer que requieren mucho apoyo y ayuda del entorno para poder cumplir adecuadamente su papel (de cuidadoras) y porque tienen derecho a tener una calidad de vida del mejor nivel al igual que cualquier persona.

 

 

 

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Acerca de Katia Peralta 1 Articles
Katia, es vecina de La Reina y fundadora de la agrupación "Cuidando a quien Cuida", enfocada al apoyo emocional y práctico a personas que son cuidadoras de familiares postrados en casa.