El martes 16, gracias a una apreciada invitación de Teatro Cinema ( transmutación de la recordada compañía La Troppa ) asistí a la muy bienvenida reposición de la obra «Gemelos», una adaptación de la novela «Le grand cahier» ( El gran cuaderno ) de la húngara Agota Kristof
La novela nos sitúa en la Europa enfrentada a la segunda guerra mundial. La madre de dos gemelos decide enviar a estos niños a vivir donde su abuela, al campo, cerca de la frontera donde podrían estar más seguros. La abuela es una mujer ruda, nunca aprendió a leer y su vida ha sido sólo trabajar. Los nietos son recibidos con dureza, deben dormir fuera de la casa «el techo y la comida hay que ganárselos con trabajo» es una de las primeras lecciones que esta mujer, conocida en el pueblo como «la bruja» les da, mientras constantemente les llama «hijos de perra».
La circunstancias son duras, separados de la madre, a cargo de «la bruja», con el ejército nazi llegando a la frontera del país. Así las cosas, los gemelos, niños inocentes, débiles y necesitados de cuidado y protección se ven obligados a hacerse cargo de las nuevas circunstancias.
«Yo soy yo y mi circunstancia, si no la salvo a ella no me salvo yo». Ortega y Gasset
La conocida y repetida frase de Ortega y Gasset, en la actualidad se presenta vez tras vez como autojustificación y para proyectar las propias responsabilidades en la circunstancia ( lo que nos circunda, el medio en que «nos tocó» estar ). No obstante el filósofo español habló de «salvar la circunstancia» para salvarnos nosotros. No somos seres arrojados a la circunstancia como un barco de papel al río, somos seres con todas las capacidades de empoderarnos frente a la misma, y en tanto somos uno con esta, podemos cambiarla para cambiarnos y cambiarnos para hacer lo propio con ella.
En el caso de los gemelos toman sin más guía que sus propios instintos, el control de sí mismos y deciden rescatar la circunstancia adaptándola y adaptándose activamente a ella. Comienzan una serie de ejercicios para desarrollar fortaleza y resistencia, se infligen de forma sistemática y carente de autocompasión, daño físico el un al otro. Repiten hasta el cansancio los insultos que reciben en el pueblo para hacerse inmunes a los mismos. Sin una guía, alejados de los padres y a cargo de la ruda mujer que vive para trabajar, desarrollan sus propias normas morales, normas que les llevan a incluso matar a quien ellos consideran una mala persona. (Que parecido a lo que vemos en la infancia descuidada, que se cría en las calles de nuestras poblaciones, a la vista cómplice de toda una sociedad que al final liviana y cruelmente los cataloga de «jóvenes delincuentes»).
En contraposición a la actitud proactiva de los gemelos vemos a «la tonta del pueblo», Labio Leporino su nombre. Ella una niña que vive con una mujer ciega, sorda y muda es atrapada por su propia circunstancia, no muy diferente a la de los gemelos, pero cae en la prostitución, promiscuidad sexual y el delito.
La obra original es sin duda fuerte y conforma una trilogía junto a los libros «La preuve» ( La prueba ) y «Le Troisième mensonge» ( La tercera prueba ). Pero ¿Cómo llevar la historia de Klaus y Lucas a un escenario?
Laura Pizarro, Juan Carlos Zagal y Jaime Lorca tomaron el desafío y el resultado sorprende. Con una actriz, dos actores y una serie de objetos que que animan y que en ocasiones reemplazan a los actores logran un ambiente mágico. La escenografía sugiere que nos enfrentaremos a una función de marionetas, de esas buenas, de tradición, no de juguete. Pero aparecen unos gigantes seres que situados entre la existencia humana y la de un muñeco nos integran a un mundo propio, que sólo puede existir en tanto ellos le dan vida. Durante la obra muñecos, figuras de madera y otros elementos cobran vida y logran transmitir sentimientos que al sernos entregados despojados de un envoltorio humano ( que solemos prejuzgar ) nos llegan más puros y cercanos a su propia escencia.
«Gemelos» es reconocida como un hito del teatro nacional, ha recorrido el mundo y hoy en La Reina podemos encontrarnos con el arte de verdad, el que hace sentir, pensar y replantearse frente a la vida y a uno mismo. La compañía de teatro Cinema se encuentra trabajando un proyecto para crear en la Aldea del Encuentro un centro de teatro de nivel internacional. Un proyecto que esperamos prospere y que queremos aprovechar y también aprovecharnos.